Mi vida, mis decisiones, mis consecuencias, así de fácil
La verdad es que esta semana no sabía de qué escribir, y por
más que le daba vueltas en mi cabeza no se me ocurría nada, estuve a punto de
pasarla en blanco cuando de pronto mientras andaba en Facebook se me ocurrió
escribir acerca de que cada uno debe tomar las decisiones que mejor les parezca
porque al final nosotros somos los que asumiremos los riesgos y viviremos con la consecuencias de las mismas.
Así es queridos
lectores, en esta ocasión escribiré sobre nuestras decisiones y que el único y
verdadero fin de las mismas debe ser nuestra felicidad y no el qué dirán, porque si bien es cierto que podemos escuchar sugerencias , al final las decisiones no pueden ser tomadas a la
ligera, ni menos por lo que dicen los demás.
Desde siempre he tenido un carácter algo complicado y si a
esto le sumamos mi tan elevando y a veces egocéntrico sentido de independencia, muchos entenderían algunas de las decisiones que he tomado, entre las que
más me gustan contar están cuando tuve el valor de enfrentarme inclusive a “Chuchu” (mi papá), sin faltarle el respeto
cuando en dos ocasiones intentó intervenir en mi vida.
La primera fue cuando estaba saliendo de primer ciclo y me
tocaba iniciar una etapa importante y algo decisiva, porque a partir de esta
iniciaría a forjar lo que sería mi futuro, fue entonces que un día cualquiera
escuché a mi papá decirle a mi mamá que averiguará los trámites para inscribirme
en la Marina, -creo que él sintió que me faltaba disciplina, aunque tal vez sea cierto- , a lo que de inmediato y sin pensarlo dos veces
respondí con un tajante y rotundo NO, no recuerdo las palabras precisas pero sé
que dejé muy en claro que no iría a estudiar en ese colegio, se imaginan a mí
de marinero, ese como que no es mi flow, además que yo tenía muy en claro desde
temprano lo que quería ser en la vida.
Pero eso no fue todo, un par de años después en sexto año del colegio, que de por cierto decidí estudiar un bachiller en Ciencias con énfasis en Informática, mi papá nuevamente decidió intervenir en
mi futuro, esa vez se le ocurrió que
estudiara medicina, inclusive me habló de conseguir una beca para irme a Cuba, -creo que se quería deshacer de mí- pero no señores, como les dije desde muy temprano yo sabía que quería ser
periodista, así que volví a decir que no, pero esta vez mi papá no cedería tan
fácilmente y decidió incluir a mi tía en el asunto, pidiéndole que hablara
conmigo para hacerme cambiar de opinión, ja, como si le haría caso, y como ven mi respuesta siguió siendo no, dejé en claro cuál era mi interés y que no
estaba dispuesto a ceder.
Ahora bien, mi negativa a las “propuestas” o “sugerencias”
de mi papá no tenían nada que ver con una actitud caprichosa o inmadura, más
bien se trataba de una decisión basada en ideales, sueños e intereses propios,
pues aunque no tan claramente como hoy yo sabía que al final quien debería vivir con la
decisión era yo, y no mi papá, ni nadie de mi alrededor, así que iba por lo que quería, sin nadie que me detuviera.
Como ven tras el paso de los años, gracias a Dios y con la
ayuda de mis padres, familiares, amigos y muchas otras personas que han estado a mi
alrededor, hoy soy todo un profesional del periodismo, quizás las cosas no sean
tal cual lo pensé en su momento, pero tengo la satisfacción de que fui por lo
que quería y lo conseguí y estoy seguro que no sería lo mismo si me hubiese
dejado llevar por lo que me decía “Chuchu”, quien al final entendió, porque
incluso recuerdo que un día me dijo “yo no te voy a decir que quiero
que tú seas lo que yo no fui, solo quiero que sea lo mejor que tu puedas,
porque al final yo soy lo que quise ser”, y hasta hoy me sigue apoyando al igual
que mi mamá, que en gran parte le debo esta determinación, porque ella siempre
me ha dicho “yo no puedo vivir por ti, lo que tu decidas yo te apoyo”.
¡Jo! Y pensar que no sabía de qué escribir y mira todo lo que
he escrito, pero quiero terminar diciendo que no desmerito esa frase que
dice “el que no oye consejos no llega a viejo”, pero para mí los consejos no son
ordenes, sino son opciones que puedo tomar si quiero, pero lo que vale es mi pensamiento, pues al final será mi vida, mi decisión, y solo yo pagaré las consecuencias, creo que de eso se trata todo
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