"Crecer duele", en la vida es mejor ir con calma


Todavía recuerdo cuando en mi adolescencia mi mayor aspiración era cumplir 18 años, como todos creía que las cosas eran fáciles y solo pensaba en ser libre, ir a la discoteca; aseguraba que Zona de la Rumba -en ese entonces Zona Viva, que estaba en su mejor momento- iba a ser mi segunda casa, anhelaba ese dichoso plástico con el cual creía que sería imparables, ni Los Vengadores y la Liga de la Justicia juntos, me detendrían, según yo. 

El conteo regresivo inició desde los 15 años, y mientras más cerca estaba, mayores eran las ansias de llegar a la mayoría de edad, lo que me hacía creer que era un camino interminable,  sin duda no sabía lo que me esperaba, pues no tenía la más mínima idea que “crecer duele”, eso es algo que me ha tocado aprender por pura experiencia de la vida.

Desde siempre me han gustado las fiestas y recuerdo como sufría queriendo ir a las discotecas, poder tener un trabajo y manejar mi propio dinero, tanto era que si en ese entonces pudiera adelantar los años de manera veloz llegaría al 2011 sin pensarlo dos veces, para estar en todas y hacer lo que a mí me diera la gana, la verdad es que tener 18 para mi era mejor ser presidente de Panamá, eso era como dice la letra del Himno Nacional "alcanzar por fin la victoria".

Para no hacer largo el cuento, no sé si fue cosa de Dios o cuestiones del destino, las cosas se fueron dando y ni siquiera tenía un diploma de sexto año cuando ya estaba trabajando y al poco tiempo llegó la Universidad, no me preguntes cómo lo hice, pero ganando 375 dólares mensuales por casi 4 años pagué 150 dólares mensuales y además tenía que guardar para mi pasaje a Panamá dos días a la semana, fue así como cuando ni siquiera había estrenado bien los 18 años cuando ya me estaba estrellando con la realidad, que “la vida no es un guineo” y ni modo me tocó ponerme los pantalones y darle, afortunadamente en situaciones extremas contaba con el apoyo de mis padres a quienes siempre he podido acudir, aunque prefiero utilizar lo que tengo y no molestar tanto.

Sin duda duró más el tiempo de espera que el golpe con la realidad, esa realidad llamada vida donde descubrí que crecer implica ser responsable en todo el sentido de la palabra, y eso incluye trabajar por lo que quieres, tomar decisiones que no siempre serán las que te gusten, pero si las que necesitas, verte obligado a dejar de hacer algo que estabas acostumbrado porque ahora tienes el deber de cumplir otras obligaciones, ya no puedes amoldar tu horario a tus intereses, sino por el contrario debes amoldar tus intereses a tu horario, y para todo eso se requiere un cambio de mentalidad, que si no lo haces por voluntad propia, la vida te obliga hacerlo y muchas veces no de la mejor manera, a eso se le llama madurez y no tiene nada que ver con la edad, sino con la actitud.

Hay momentos en los que me he detenido y digo “que bestia está pasando, esto no es lo que yo tenía planeado, la idea era una vida más cool, menos complicada, con muchas fiestas, más diversión y menos estrés”, es entonces cuando me encuentro con esa realidad llamada crecimiento, donde descubro que la vida no es como uno cree cuando joven, pero entonces digo yo quería crecer, y aunque no es como yo esperaba, aquí tengo lo que quería y no me puedo echar, así que ni modo, toca darle.

Ahora bien, a pesar que todo no ha sido como esperaba, y en ocasiones siento que hay una conspiración galáctica en mi contra, no tengo el mínimo interés en regresar ni siquiera al 2010, uno de lo mejores años de mi vida, puesto que considero que todo lo vivido es una experiencia por la cual estoy agradecido y por supuesto me siento satisfecho de lo que hasta hoy he conseguido, que mucho esfuerzo me ha costado, y pienso que solo los que no han visto avances y se sienten frustrados son los que desean regresar a algún momento de la vida donde se sintieron cómodo, yo prefiero "frentiar" siempre.

Me ha tomado tiempo y práctica descubrir que crecer duele y que la libertad traería consigo mucho sacrificio, es entonces cuando valoro y disfruto toda esa odisea que causó la espera por años, mismos años que sirvieron de preparación para momentos que si bien son dolorosos, son parte de la vida, es por eso que creo que es importante aprovechar al máximo cada momento y pongo en práctica una frase que siempre digo “la vida es para vivirla, pero con calma para disfrutarla”.

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